jueves, 17 de septiembre de 2009

El centenar solitario

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquel instante en que su padre lo llevó a conocer el hielo. En aquel entonces...” (*)
Siento que una gran calidad de obra, como ésta, claramente, refleja el espectáculo surgido de una mente creativa, como ha de ser la mente de Gabriel García Márquez– Así dije yo, hace dos años, cuando desafiaba los 14.
Escenas de asesinatos, peste y epidemias, incestos, violaciones y estupros, pueden ser los hechos más resaltantes de esta magnífica obra literaria. En ella, un arácnido sinopsial teje una historia de increíbles nudos en la vida de una familia cuyos miembros se casan entre sí, los Buendía, residentes de Macondo, arquetipo representativo del autor que se puede ver en otras obras. Hechos como lo vivido por José Arcadio Buendía, el primer personaje de la obra, cuando, al matar a un compañero suyo, nota que éste ha vuelto a la vida y ronda por los anaqueles de su sala, también cuanto la población vive al capturar a un feroz depredador híbrido en las calles de Macondo, son muchas de las hileras más importantes en toda esta enmarañada, pero perfecta, telaraña literaria.
100 años de soledad es una obra de dorada amplitud, puesto a que, cuando creemos que un acontecimiento termina, comienza otro, para luego seguirle un tercero; y así continúan las peripecias, entrelazándose entre sí, concatenando un “karma” de problemas que amortiguan, cada vez más, el posible final de esta obra; aunque el autor, tanto nos hipnotiza, que nos puede hacer creer que no lo tendrá.
Gabriel García Márquez, al principio, invita cándidamente al lector: las primeras líneas de 100 años de soledad son pasivas e ideales (*), no desencadenan intensidad alguna por la que el lector se vea atraído; no obstante, tras recorrer un breve itinerario, éste no se dará cuenta de que ya ha sido consumido por el “tubo de Mario Bross”, que lo transportará a un espacio lleno de maravillas insólitas y enigmas por descubrir, claro que, trastocados bajo el manto diáfano de esta realidad. Es posible que no descubramos aún qué verdad esencial moldea y constituye la estructura de esta obra tan impresionante. A pesar de ello, no hay que olvidar que se cuenta con el resultado de un espléndido arte creativo, de un instrumento literario que ha fijado su música para armonizar los sentidos de todo hambriento lector.

1 comentario:

  1. muy buena sintesis del libro, me ha motivado a leerlo , sigue asi , para que la cultura de la lectura , casi perdida vuelva a renacer ^^

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