Con esa poca sencillez de idólatra,
Y con gestos de rebeldía esmirriada,
Que revelan tu rostro de incógnita.
Saliste sin disparar ojos al cielo,
Te oí llegar sin presencia que falte,
Tus pasos vi acercarse con miedo,
Y tu respirar vi rodeando las calles.
Cuerpos que se inclinan, miran con disparate.
Se asientan sin conocer, se oyen sin hablar,
Pues uno somos en esta existencia sin escape,
Y Todo seremos si me besas ahora sin mirar.
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